SONDAS LAMBDA DE BANDA ANCHA
A diferencia de las sondas lambda de óxido de circonio y dióxido de titanio, que envían una respuesta binaria al ECM, la tecnología de banda ancha envía información continua al ECM, correspondiente al valor lambda detectado. Consta de dos células electroquímicas que funcionan simultáneamente. Una de estas células (la célula de medición) mide si la mezcla es rica o pobre, mientras que la segunda (la célula de bombeo) reacciona condicionada por la primera y la cantidad de oxígeno en los gases de escape. El funcionamiento conjunto de las células da lugar a una corriente eléctrica, que es positiva en el caso de una mezcla pobre, negativa en el caso de una mezcla rica y cero en el caso de un lambda perfecto. La corriente generada por estos sensores está calibrada y debe convertirse en tensión para que la ECU del vehículo pueda procesar la información.
Por eso, la tecnología de banda ancha es más precisa que las dos anteriores, ya que mide la composición exacta de los gases de escape, lo que la hace apta tanto para vehículos diésel como para los de gasolina.
Sin embargo, existen tres generaciones de sensores de banda ancha en el mercado. La primera contiene un canal de referencia de aire externo similar al de las sondas Lambda de óxido de circonio. La segunda generación ya no necesita este canal para funcionar. La ausencia de canal se traduce en un menor consumo de energía, tiempos de calentamiento más cortos y mayor estabilidad de la señal. La tercera generación se refiere al sensor de banda ancha de la relación aire-combustible. Por su especificidad, se describirá en la sección siguiente.
Nota: dependiendo de las aplicaciones del vehículo, pueden ser necesarias sondas lambda de banda ancha de primera y segunda generación (y todavía están disponibles en el mercado), pero no son en modo alguno intercambiables.