Cuando un sensor de regulación estabilidad chasis-luces está averiado, pueden encenderse en el salpicadero los indicadores luminosos de la suspensión o de la estabilidad. También pueden aparecer mensajes de error o advertencias específicas sobre la suspensión o la altura de la carrocería. Se pueden notar problemas con la suspensión del vehículo: El vehículo puede parecer más bajo o más alto en un lado o en la parte delantera o trasera. Es posible que la suspensión no se ajuste correctamente, provocando una conducción incómoda, y que los sistemas de suspensión neumática o adaptativa no ajusten la altura de la carrocería según lo previsto. También pueden surgir problemas de manejo y estabilidad del vehículo. Consecuentemente, el vehículo puede perder estabilidad, especialmente en las curvas o a alta velocidad. El vehículo puede inclinarse excesivamente o comportarse de forma imprevisible en las curvas. Si el sensor de regulación estabilidad chasis-luces está asociado al sistema de regulación automática de los faros, estos pueden desajustarse, creando un haz de luz demasiado alto o bajo. El fallo del sensor también puede repercutir en la comodidad de la conducción, con la aparición de vibraciones o sacudidas. Los sensores defectuosos pueden afectar a los sistemas de control de estabilidad y tracción, reduciendo su eficacia. Es posible que los vehículos equipados con modos de conducción ajustables no cambien de modo correctamente o que su rendimiento no sea óptimo.